Son aquellos pequeños instantes en que Ella
se ve reflejada en esos ojos. Aquellos que le realizan una radiografía del ser.
La impulsividad es su fuente de energía, pero que dolores de cabeza trae después…terribles.
Ella necesita ser contenida pero nadie
parece llegar a cumplir con dicha tarea, así es que ronda y ronda poluleando en
búsqueda de momentos que la llenen y la hagan sentir viva.
Uno se sorprendería pero muchas veces –
quizás más de la que debería – Ella olvida que está viva. La vorágine que la
rodea expulsa el elixir de la inercia. Y es así que luego algo se corre una milésima
de lugar y Ella siente que todo se desmorona.
Todo cae y Ella intenta aferrarse, es en
aquel mismísimo instante que se da el acting out y la impulsividad que
dormitaba toma control y ya no hay retorno.
Ella se mira el brazo todas las mañanas y
se lee: “Es un dolor hermoso estar vivo”