Prisionera en las alas de algún segundo

Ella confronta todos los desafíos con los que se cruza a lo largo de su camino. O eso pensaba... eso quisiera.


Encontrarse frente a los propios obstáculos cual clavos en el camino, a Ella la deja en carne viva buscando calmar la impotencia que la rodea. Porque un obstáculo se puede saltar, bordear y hasta destruir... pero ¿y si es algo que está dentro nuestro, algo propio?


Ella avanza lento pero a paso constante por su camino de clavos. Y él, el zorro, la mira y decide acompañarla a lo lejos, si, a lo lejos... pero en cercanía.


Ella lo miró intensamente a los ojos y le dijo: "mis labios solicitan siempre lo prohibido"

Macana y Ella salieron a jugar

Ella se sentía fuera de si. Se quedó estática al escuchar sus palabras. Sabía lo que había preguntado pero no entendía porque le sorprendía su respuesta.

Se dice por ahí que si uno da espacio, toma distancia, termina volviendo solo... Entonces, y sólo entonces, por algo es. Y, claramente, Ella así lo piensa, también.

Fue intenso, Ella por primera vez se sumergía en sus ojos. Sin sacarse la mirada, ellos bailaron salsa y el ambiente se llenó de música, las luces se encendieron y eso fue todo. Ya no hay retorno. Ella lo sabe y Él -aunque más ensimismado -, también.