domingo, 8 de noviembre de 2015

Las sombras te llaman. Pasá, ponete cómoda.

Siempre la atrajeron los filos. Están en aquel punto que define el acá del allá. Eso tan blanco o tan negro. Tan no Ella. No.

El intercambio , el trueque del corte por el dolor siempre fue adictivo. Aquella sensación de quietud absoluta. Inalcanzable y única. Única.

Siempre la llama, la invita a deshacerse de esa mochila que Ella siempre lleva sobre sus espaldas. Nadie más entiende esa necesidad introspectiva a fin de rearmarse para poder hacerle frente a la locura diaria. Locura.

El filo quiere sacarle obstáculos a los que está demasiado habituada. Demasiado.

Ella gira y gira en soledad mientras observa aquellas zonas donde las marcas narraban angustias pasadas. Antes le temía a las sombras, ahora Ella ama su oscuridad. Ama.


Si las estrellas pueden brillar en la oscuridad. Tu también puedes. 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Como la Maga y Horacio

Desde el silencio y la observación de todo lo que gira alrededor nuestro Ella se busca en los otros, sus reflejos, sus acciones, sus sombras. Sombras.

Caminar por el cemento porteño y buscar entre la vorágine del microcentro. Representar mentalmente el re-encuentro , los silencios y las complicidades de siempre. Siempre.

A veces como hermanos, a veces como amigos, Ella tan la Maga y Él tan Horacio. Tan.

Dejando el orgullo de lado, escribirse una líneas para demostrarse que todavía se piensan cotidianamente. Cotidianamente.

Los vínculos humanos no son complejos, sólo nosotros los complicamos siempre se recuerda Ella. Recuerda.

Su Horacio desapareció, no será fácil encontrarlo. Será cuestión de buscarlo eternamente. Eternamente.

Ella tan Ella, tan Maga. Él tan Él, y eso fue todo. Fin.