lunes, 11 de octubre de 2010

Atigrada

Ella observaba y escuchaba los sonidos, sentía a los pájaros y olía el verde que la rodeaba. El sol la abrazaba mientras tomaba varias bocanadas de aire... música sonaban en sus auriculares mientras las horas pasaban... así como también, las lanchas por el río.
Sentía como sus pulsaciones iban descendiendo y como cada músculo de su cuerpo se relajaba... todos dormían siesta mientras Ella se tildaba mirando el paisaje... tomaba fotografías en blanco y negro, si... blanco y negro... sencillamente Ella sabe que son en las que mejor se plasma el instante.
Ella no se sorprende al sentir que podría acostumbrarse al río, el ruido del viento, los pájaros y a dormir siesta tirada en el pasto todas las tardes... es el cemento porteño que acalla esto en Ella... pero es ahí... ahí cuando Ella retorna y el reencuentro se produce... no tiene inhibiciones, no... Ya no... Descalza puede caminar sin arrepentimientos, sin tapujos, sin retornos... claramente es un ser del silencio, Ella se mete hacia sus adentros e intenta alcanzar lo inalcanzable.
Claramente Ella siente que es la hora, no hay que posponer más nada... y es ahí, en ese preciso instante que toma aire, suspira y piensa "es un dolor hermoso estar viva... lo es"

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