Ella se encandila con facilidad, más allá de esas mascaras en las que tiende a resguardarse, que un buen observador no tendría problemas de descubrir.
Mientras camina, escucha, las semanas pasan y se va sintiendo más y más débil. Las voces dicen "acá", "allá", que "blanco", que "negro" y Ella siente como se va apagando.
Hasta que sucedió y no hubo vuelta atrás.
Ella lo miró y pensó "deja de drenarme la energía, ¿queres?", suspiró y abrió la puerta para ir a jugar.
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