Ella confronta todos los desafíos con los que se cruza a lo largo de su camino. O eso pensaba... eso quisiera.
Encontrarse frente a los propios obstáculos cual clavos en el camino, a Ella la deja en carne viva buscando calmar la impotencia que la rodea. Porque un obstáculo se puede saltar, bordear y hasta destruir... pero ¿y si es algo que está dentro nuestro, algo propio?
Ella avanza lento pero a paso constante por su camino de clavos. Y él, el zorro, la mira y decide acompañarla a lo lejos, si, a lo lejos... pero en cercanía.
Ella lo miró intensamente a los ojos y le dijo: "mis labios solicitan siempre lo prohibido"
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