Ella lo leía
a través de la pantalla a diario en una de sus tantas conversaciones.
Restarle
importancia a las cosas es un don que alimenta desde hace décadas, siempre le
resulta mal pero viste como es el ser humano. Repite. Tan en lo cierto estaba
el Sr. Freud.
Uno se cega
cuando descubre haber encontrado aquellas cosas que pensaba perdidas y sin retorno.
Quizás la caja donde Ella las encontró, no sea el packaging esperable, pero el
tesoro lo vale. Lo vale.
Ella se
encontró a sí misma y eso tuvo un impacto tan pero tan fuerte que muchas de sus
cualidades se tornan eternas. Entonces, Ella se repite (si, repite… cómico, ¿no?): “vale la pena… paciencia”
Pero su
fiel confesor tras la pantalla solo le dice hasta el cansancio:
“plan B… plan B”
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