Luego de días de cielo gris y lágrimas
y lágrimas cayendo del cielo, llegó el sol. Ella siempre sintió que el agua lava
la mala energía, siente como su humor mejora y todo se ve mas colorido. Si, colorido.
Su estado actual – y, que por
momentos parece permanente – del “no sé” a todo, a veces la ahoga, otras la
salva. Refugiarse en un remolino de emociones e indecisiones se torna adictivo.
Demasiado.
Son aquellas palabras, casi diarias,
que hacen tambalear todo y el cuestionamiento reaparece y hace de las suyas.
Ella intenta pisar fuerte y se niega a creer en molinos, aunque sea alguna vez
en su vida. Intenta.
Nadie le dijo que debía luchar con
su intensa necesidad de creer en que toda persona que se cruza, no tiene maldad
alguna. Alguna.
Permeable, ilusa, risueña, indecisa
así como impulsiva, ansiosa, detallista y quijotesca por siempre. Y siempre.
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